El 21 de diciembre de 2018, celebramos los 60 años de Profesión Monástica de nuestra Priora fundadora, quien profesó en el Monasterio de San Pelayo, Oviedo, España, en 1958.

En la Eucaristía todas juntas cantamos en el momento del ofertorio el canto del“SUSCIPE”, que se canta el día de la Profesión: «Recíbeme según tu promesa y viviré Señor, no defraudes mi esperanza».

En la tarde, le pedimos contarnos algo de lo que significaba para ella celebrar este 60 aniversario de Profesión:

Celebrar 60 años de Profesión Monástica es cantar con la vida la misericordia y la fidelidad de Dios:

“Dios es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades”. Salmo 99

Me decía una hermana de comunidad: “Estos 60 años han permitido al Señor mostrarnos Su fidelidad”. Sí, Dios es Fiel, porque Dios es Amor. Es lo que experimentó y cantó el Pueblo de Israel a lo largo de toda su Historia de Salvación. Esta ha sido mi experiencia a lo largo de estos 60 años de Profesión, que tienen su pre-historia, conformando así mi propia Historia de Salvación. Historia de elección sellada en el Bautismo, donde está enraizada toda consagración monástica o religiosa como nueva llamada a vivir de modo más radical la consagración bautismal.

En este momento de celebración tengo la certeza de que el Señor ha hecho posible este permanecer en la alianza a pesar de mis luces y sombras, mis fortalezas y debilidades porque Él ha sido siempre fiel saliendo a mi encuentro con infinito Amor. Al final de mi vida espero poder cantar confiada en sus brazos: “Recíbeme, Señor, y viviré, no he quedado defraudada en mi esperanza”.

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