Imagen: Pantocrator, Claudio Pastro

Lecturas:
Dn 12, 1-3
Heb 10, 11-14
Mc 13, 24-32

         Jesús es el Señor de la Historia sus Palabras no pasarán, aunque el cielo y la tierra pasen. Como los conocemos ahora van a desaparecer. No sabemos ni cómo ni cuándo. Esto es un secreto del Padre. Sabemos que el termino de este mundo será cuando el «Hijo del Hombre aparecerá sobre las nubes con gran poder y majestad». Habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Será la definitiva llegada del Reino de Dios. Todo será nuevo, diferente. Dios secará todas las lágrimas de nuestros ojos. «Ya no habrá muerte ni pena ni llanto ni dolor. Todo lo antiguo ha pasado.» Estamos llamados y en camino hacia esta vida gloriosa prometida.

         La lectura de la carta a los Hebreos, explica que Jesús, después de ofrecer su único sacrificio por nuestros pecados, entró para siempre a la gloria del Padre. Con este solo sacrificio abrió el cielo para sus creyentes, para todos que han hecho el bien, especialmente para los necesitados, en lo material o en lo espiritual.

         La primera lectura de Daniel, revela que el arcángel Miguel está protegiendo al pueblo de Dios. En los tiempos difíciles lo salvará. El Papa Leon XIII, declaró al arcángel Miguel protector de la Iglesia, el pueblo de Dios. En todos los tiempos, no solamente ahora, el diablo está intentando destruir la obra de Dios.

         También, este texto expresa claramente la creencia en la resurrección hacia el final del Antiguo Testamento: «unos para la vida eterna, otros para la ignominia perpetua». Siempre Dios nos está llamándonos a elegir lo que es verdadero, bello, y bueno. Él mismo es la Verdad misma, la infinita Belleza y, por esencia, es Bueno. Cada criatura participa de estos atributos de Dios. Cuando Dios creó el mundo y todo lo que contiene, vio que era bueno, especialmente la persona humana: ésta era muy buena creado a imagen y semejanza de Dios. Precisamente porque el ser humana no vivía esta dignidad como don de Dios, y usó su libertad para desobedecer a Dios, que Jesús tuvo que sacrificarse para devolvernos nuestra semejanza a Dios, y abrir el cielo de nuevo.

         Al final de este mundo, vendrá Jesús. Antes de su venida, el pueblo de Dios pasará «una gran tribulación». Varias veces la Iglesia ha pasado grandes persecuciones. Hoy día, en ciertas partes, los fieles están pasando tribulaciones: hemos tenido muchos mártires en estos últimos años: especialmente a manos de extremistas de Islam: en Irak, Siria, Nigeria. En China ser cristiano es peligroso. ¿Cuándo va a terminar estas tremendas persecuciones, y también las injusticias, el hambre, etc.? Además tantas personas están viviendo tribulaciones, más o menos grandes, en sus propias vidas hoy, como en el tiempo en que San Marcos estaba escribiendo su Evangelio.

         El P. Pagola comenta: «Al final de su escrito, Marcos quiso ofrecer a sus lectores la visión del ‘final’. Quería infundirles luz y esperanza. Recogió dichos auténticos de Jesús, acudió también a escritos de carácter apocalíptico y les recordó el último secreto que encierra la vida: al final, Jesús, el ‘hombre nuevo’, dirá la última palabra.»

         Vivimos en espera; mientras tanto, seamos fieles discípulos de Jesús. Para cada uno, su propia muerte es el fin personal  de este mundo. Aguardamos ver el rostro de Jesús, nuestro Salvador.

P. Jorge Perterson
Monje Trapense de Santa María de Miraflores
Rancagua