COMENTARIO A LAS LECTURAS DEL DOMINGO
Domingo I de Cuaresma. Padre José-Román Flecha
Domingo II de Cuaresma Padre José-Román Flecha
Domingo III de Cuaresma Padre José-Román Flecha
Domingo IV de Cuaresma Padre José-Román Flecha
Domingo V de Cuaresma Padre José-Román Flecha
Palabras de la Abadesa al comenzar la cuaresma
LA CUARESMA ES “ESTE CAMINO QUE NOS LLEVA A UN DESTINO SEGURO». Cita del Papa Francisco, Cuaresma 2017
Comenzamos HOY, MIERCOLES DE CENIZA este camino con el que podemos asustarnos ya antes de empezar, o mirarlo como un camino de bienaventuranza, es decir de conversión.
Ya no decimos: “Eres polvo y en polvo te convertirás”, sino con San Basilio: “Unido al que viene del cielo, serás admitido en el cielo”. Sí, es una gracia, no por nuestros méritos; y toda gracia es histórica, es la historia de la salvación, entonces esta gracia tiene que santificarnos a nosotros como tal, como una gracia extraordinaria, para cada momento de esta Cuaresma, para iniciar con ello en Espíritu y en Verdad el camino hacia la feliz celebración de la PASCUA.
Lo que caracteriza más a nuestra época, es el gusto por la felicidad, el deseo de ser feliz. A veces luchamos contra este sentimiento difuso y extraño de que no queremos sufrir, a pesar de todo lo que tenemos, a pesar de todas las oportunidades que se nos ofrecen, a pesar de todos los dones y capacidades que ni sospechamos que podemos desarrollar. Y en el mundo moderno, que parece ofrecer hasta el infinito, aún no hemos encontrado la receta de la felicidad.
Este deseo no es extraño ya que está inscrito en las raíces mismas de nuestra civilización occidental, marcadas desde hace siglos, por esta invitación a la felicidad que son las BIENAVENTURANZAS EVANGÉLICAS:
¡Felices! También lo canta la Liturgia
Esta palabra ritma los evangelios como un refrán y despierta en nosotros una sed que parece habitarnos. Impulsó en los primeros siglos del cristianismo, a los primeros monjes a emprender la aventura del desierto, el deseo de vivir las bienaventuranzas, que adoptaron como regla de vida. Y San Benito, el Padre de los monjes de occidente, enraizado en la tradición de la Iglesia, nos llama hoy describiendo las actitudes que el monje o quien sea, ya que todos llevamos dentro algo de monje, hemos de adoptar para renovarnos cada año de cara a la celebración de la Pascua. San Benito, nos describe en los capítulos 48 y 49 de la Regla, un ambiente en que se respira bondad, serenidad e incluso una invitación a la alegría por encima de las obligaciones y normas. Pide al monje que su vivencia sea de GRATUIDAD, una ofrenda a Dios de cada un que sea espontanea, llena de deseo espiritual no sólo lograda por el esfuerzo sino “acudiendo a la fuente de todo deseo, de toda alegría auténtica: el ESPIRITU SANTO y caminando hacia la meta que puede llenar el corazón del Hombre: la PASCUA DE CRISTO” (Cassia Just RB p. 229).
Sí, me sale reflexionar que este camino, como el de Jesús no está exento de LUCHAS y HUMILLACIONES que aunque nos hagan sufrir, las necesitamos y hemos de saber aprovechar como “humanamente favorables, que nos hacen bien a cada uno, para no poner la confianza excesiva en nosotros mismos, sintiéndonos un héroe, sino reconociendo nuestra insignificancia, sus propios límites, valorándonos a nosotros mismos bien y soportando los reveses, que nos ejercitarán en pensar mas en los demás y no juzgarlos desde arriba”. Pidamos al Señor que este sea nuestro ayuno: Aceptar positivamente a los otros en sus fatigas y debilidades, aceptarlos como un DON. Esto nos puede ayudar a crecer en el amor (Cf Peter Seewald, Benedicto XVI, Ultimas conversaciones p. 128s), a mantener nuestra mirada que se dirige al más allá.
Poder guardar la propia vida en toda su pureza… y todos juntos borrar en estos días santos, todas las negligencias de otros tiempos. (RB 49, 2-3). Para mí este año me parece que es una llamada para todas en ese sentido, a PROFUNDIZAR EN LA ORACIÓN, a cuidar esto que el Papa incluso nos pide que “renovemos en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo, viendo que LA PALABRA ES UN DON” (Papa Francisco Cuaresma 2017).
El Papa nos insta a que “crezcamos en el compromiso a favor de la difusión, el conocimiento y la profundización de la Sagrada Escritura y de la LECTIO (Papa Francisco, Carta apostólica. Misericordia et Misera, cf 6-7) a favor de los que se acercan, promover la oración”. Pero creo que esto mismo nos lleva a nosotros a cuidar mas ese aspecto, la oración y esa relación de cada uno con el Señor, “oración con lágrimas y compunción del corazón” (RB 52), alimentando de otra manera esa fe y deseo de Dios:
configurarnos más y mejor con Jesucristo, perseverando hasta la muerte.
Oh Dios, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme (Salmo).
Y pidamos A MARIA que nos ayude a descubrir que “NUESTRO PRÓJIMO, TAMBIÉN ES UN DON, y que crezcamos en la justa relación con las personas” (Papa Francisco. Mensaje de Cuaresma 2017), cultivando nuestro sentido de pertenencia a la comunidad, el que la tiene, a su familia, o en su mas querido o difícil entorno, en donde el Señor nos llamó a cada uno. Alabarlo por que nos haya elegido, por poder tener un sentido para nuestra vida en nuestra opción por hacer la voluntad de Dios. Dar gracias al Señor por tanto que nos da, de alabarlo por sus bienes y por el don de las hermanas.
+Alejandra
«CUARENTA DIAS DE GRACIA»
poesía de una hermana
…Será como ir a tu encuentro en Jerusalén;
como ser una más entre la multitud, que te busca pidiendo salud.
Me tocarás, me levantarás,
sanarás mi cuerpo y mi alma;
fortaleciéndome para seguirte
camino de la Cruz y de la Gloria.
Para amarte y servirte en la una, y gozarte en la otra…