El hermano Ignacio Esparza, entró en el Monasterio de Leyre con 22 años, al terminar la universidad. Su alegría es llamativa; la contagia a su alrededor. Su pasión por contemplar la belleza, inculcada en su familia desde pequeño, ha sido una de las cosas que más le ayudó a descubrir su vocación. Ahora, desde allí, hace algo mucho más valioso por nosotros: nos sostiene e impulsa con su oración. https://www.arguments.es/vocacion/2019/01/21/millennials-y-monjes-benedictinos/